miércoles, 27 de agosto de 2014

El viejo samurái: Cuento corto.

"Cerca de Tokio vivía un gran samurái ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha.
 
Conocía la excelente reputación del viejo samurái y se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Todos juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
 
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo pudo, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, en vez de mostrarse cobarde delante de todos nosotros?-
 
El maestro les respondió:
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos.
 
Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos. -Dijo el maestro-, cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los traía consigo."
 
 
 
------------------
 
 
Nunca vamos a poder controlar lo que nos van a decir o cómo van a actuar los demás, pero sí podemos elegir cómo esto nos va a afectar.
Cuando permitimos que alguien nos ofenda con su actitud o sus comentarios, de alguna manera caemos en su red, entramos en su juego permitiendo así, que nos controle.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios