Cuenta una historia que había dos hermanos. Uno era un optimista empedernido y el otro era un total pesimista. No importa que sucediera, el optimista nunca perdía la perspectiva de lo bueno y el pesimista jamás veía el lado bueno de las cosas.
Un día su padre, les hizo unos regalos muy distintos a cada uno. Quería ver sus reacciones.
De modo que al pesimista le regalo un magnífico reloj de oro.
Al optimista sólo una caja con estiércol de caballo.
Cuando entregó el reloj de oro a su hijo éste lo tomó con desgana y gesto contrariado: "Vaya un reloj, esto me recordará a cada momento la brevedad de la vida y que cada minuto que pasa estoy más cerca de la muerte. Además nunca podré ponérmelo porque seguro que a la mínima me lo robarán. Además es tan grande y pesado..."- Dijo. Todo eran pegas.
Por otro lado, cuando le entregó la caja con estiércol de caballo a su otro hijo, este la miro por un segundo y luego comenzó a brincar y gritar celebrando. El padre sorprendido no se esperaba esta reacción así que le interrumpió en su celebración y le preguntó el por qué de tanta alegría. Su hijo optimista respondió lleno de emoción: "Si tengo una caja llena de estiércol de caballo, es que mi regalo: un caballo, ha de estar por aquí cerca."
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