Quien busca todos los aplausos desde el exterior,
tiene su felicidad en otras manos.
Cada uno tenemos nuestros gustos, nuestras opiniones, nuestra forma propia de entender la vida...
No podemos caer bien a todo el mundo, no necesitamos caer bien a todos para ser felices...
es saludable deshacernos de la necesidad exagerada de agradar a todos.
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