viernes, 3 de octubre de 2014

Seis hombres y un elefante.

"En una aldea de la antigua India había 6 estudiosos que querían saber cómo era un elefante. Eran ciegos y decidieron averiguarlo mediante el tacto.

- El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared».

- El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, fino y liso que el elefante es como una lanza».

- El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡No hay duda! El elefante es como una serpiente».

- El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol».

- El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Cualquiera se daría cuenta de que el elefante es como un abanico».

- El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «Lo cierto es que el elefante es muy parecido a una soga».

Al cabo de un instante, el elefante, irritado, se marchó corriendo.

Y ahí se quedaron los seis hombres, ahora todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la supuesta forma verdadera del elefante, creyendo firmemente que los demás estaban equivocados. La discusión sobre cuál era la naturaleza de los elefantes se volvía cada vez más acalorada, hasta que, molestos y decepcionados por la “ignorancia de los demás”, cada uno tomó diferentes direcciones y no se volvieron a hablar".

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Esta antigua fábula invita a reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros aportamos nuestra propia y parcial visión del mundo.
Dado que la realidad se puede contemplar desde múltiples perspectivas, para evitar conflictos es importante una buena comunicación interpersonal: dialogar, escuchar diferentes versiones, estar abiertos a otras opiniones... Y así no caer en la trampa de creer que nuestra verdad es la verdad absoluta.

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