"Lo que los demás
piensen de ti,
no es
de tu incumbencia"
Es
agradable notar que los demás nos valoran, nos aprueban. Pero no lo
necesitamos. Si convertimos esta aprobación ajena en una necesidad
será a costa de renunciar a nuestros criterios, al desarrollo de
nuestra personalidad... lo que seguramente desencadenará en
frustración y rabia.
Los puntos de vista de los demás no son de
nuestra incumbencia, es imposible gustar a todo el mundo.
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