"Un campesino, que tenía madera para cortar, no lograba encontrar su hacha grande. Recorría su patio de un lado a otro, fue a echar un vistazo furibundo al montón de troncos, al cobertizo, a la granja. ¡Nada que hacer, había desaparecido, sin duda robada! ¡Un hacha completamente nueva que había comprado con sus últimos ahorros!
La cólera, esa breve locura, desbordaba su corazón y teñía su mente con una tinta tan negra como el hollín.
Entonces vio a su vecino llegar por el camino. Su forma de caminar le parecía la de alguien que no tenía la conciencia tranquila. Su rostro dejaba traslucir una expresión de apuro propia del culpable frente a su víctima. Su saludo estaba impregnado de una malicia de ladrón de hachas. Y cuando el otro abrió la boca para contarle las trivialidades meteorológicas habituales entre vecinos, ¡Su voz era sin lugar a dudas la de un ladrón que acababa de robar un hacha flamante!
Totalmente incapaz de contenerse durante más tiempo, nuestro campesino cruzó su porche a grandes zancadas con la intención de ir a decirle cuatro verdades a ese merodeador ¡que tenía la osadía de venir a burlarse de él!
Pero sus pies se enredaron en una brazada de ramas muertas que yacía al borde del camino. Tropezó, atragantándose con la andanada de insultos que tenía destinada a su vecino.
¡Y se cayó de manera que fue a dar con la nariz contra el mango de su hacha grande, que debía de haberse caído hacía poco de su carreta!"
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Aunque no podamos tomar nuestras
decisiones conociendo todos los datos, lo que sí podemos hacer es
no dejarnos llevar por la primera opción que nos pase por la cabeza, y sopesar con calma otras posibilidades.
Las conclusiones precipitadas
suelen ser erróneas, creemos ciegamente que algo es cierto y no nos
paramos a pensar en otras alternativas.
Nuestros pensamientos son los que
guían nuestra conducta y si éstos son erróneos nuestra conducta
también lo será, perjudicándonos a nosotros mismos o a los demás:
todos podemos intuir lo que hubiera pasado si el protagonista de nuestra
historia no se hubiera tropezado, encontrando así su hacha
perdida...
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